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En el capítulo 27 de libro de los Hechos de los Apóstoles se narra el episodio en el cual Pablo, estando preso en cadenas, es enviado a Italia. En esa embarcación iban más de 200 presos junto a soldados, el centurión, entre otros. Pablo viendo la nave comprometida por las inclemencias del tiempo, le expresa al centurión los riesgos de la travesía. El centurión da más crédito al piloto y al patrón de la nave y siguen su curso a Italia. La situación no mejora y comienzan a tirar por la borda la sobrecarga. La crisis sigue aumentando y proceden a deshacerse de cosas esenciales de la nave. Pablo comienza a sentir temor. Dios le habla en visión y le dice, no tengas temor, y le alienta prometiéndole que nadie va a perecer. Luego algo muy interesante sucede. Un grupo de marineros decide escapar de la nave utilizando el esquife. Pablo observa la situación y viendo las condiciones marítimas le comenta al centurión, si los merineros se escapan no podrás salvarlos. El centurión, para minimizar daños y riesgos, corta las sogas del esquife.
Hay personas que la embarcación de su vida está en medio de un mar violento. Los sotaventos azotan sin piedad. Velas abajo la embarcación está a la deriva, sin rumbo ni esperanza. La crisis es tan grande que comienzan a tirar por la borda sueños, anhelos, metas, familia, todo a modo de sobrevivir. No conforme a esto, comienzan a tirar por la borda cosas que son esenciales, tiran por la borda a Jesucristo. Los hombres que escaparon en el esquife murieron dejando atrás la promesa de sobrevivencia que cubría aquellos dentro de la embarcación.
Dentro de la embarcación hay comida, dirección, consuelo, aliento, guianza, ánimo, ayuda. Usualmente, la crisis desarrolla en ti el hombre y la mujer interior. Crecemos espiritualmente. Jesús pasó por crisis, persecución y dificultades. Nosotros no estamos exentos. No tires a Dios, tus sueños ni tus anhelos por la borda pues Dios te dice: “yo sé los pensamientos que tengo acerca de [ti] … pensamientos de paz, y no de mal, para darte el fin que esperas” (Jeremías 29:11). Quédate dentro de la embarcación donde Dios te dice: “ni aún un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá” (Hechos 27:34). También te dice: “en el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
Referencia: Música en audio de Alexis Ortega, Dios ha sido Bueno