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Un día como hoy celebramos el Día de los Reyes Magos. Se celebra que ellos le llevaron regalos a Jesús: oro, incienso, y mirra. Esta celebración se enfoca en el aspecto de los presentes para Dios encarnado y localizado en un pesebre. Pero si nos transportamos al tiempo cuando los magos vieron la estrella ¿qué veríamos?
Veríamos hombres sabios. Veríamos la expectativa de redención en medio de la crisis y opresión por parte del imperio romano. Veríamos búsqueda de Dios. Veríamos obediencia. Veríamos determinación. Veríamos convicción. Veríamos entrega. Veríamos sacrificio.
En aquel tiempo Israel estaba bajo el yugo del imperio romano. Israel estaba a la expectativa de ser redimido. Ellos habían recibido una promesa de que un redentor vendría para liberarlos del yugo de opresión. Los sabios estaban en la búsqueda de los cuándo, cómo, quién, dónde. Tan pronto vieron la estrella supieron que el redentor había nacido. Ellos estaban en sintonía con Dios. Sabían lo que había que hacer pues su corazón y pensamiento estaban alineados con Dios.
La expectativa del pueblo de Israel no estaba alineada con la expectativa de Dios. Ellos querían ser libres de la opresión política. Y Dios les prometía libertad de la opresión espiritual. Los magos estaban a la expectativa de lo que Dios haría sin importar el cómo lo haría. Nosotros no somos distintos al pueblo de Israel. Estamos en medio de una crisis social, financiera, corporativa, política, religiosa, espiritual, y la lista es interminable. Tenemos la expectativa de que los líderes políticos pueden resolver, líderes religiosos, dueños de empresas, presidentes, diputados, en fin, toda una amalgama de posibilidades, excepto Dios.
¡Mira! No importa quién esté gobernando o presidiendo tu pueblo o país. No importa quién esté al frente de las grandes corporaciones ni quien es el líder del cuerpo policiaco. No importa cuán “mala está la cosa” a nuestro derredor. Mira arriba. Sintonízate con Dios. Deja que Dios guie tu vida a tu Belén, a tu nuevo nacimiento. Entrégale a Dios tu vida, ríndete a él. Reconócelo como rey y señor de tus pasos y decisiones. Y cuando emprendas tu camino, mantente atento a la voz de Dios. Apaga la expectativa del mundo. Apaga la instrucción del mundo. Apaga la opinión del mundo y verás cómo tu vida va a ser diferente.
Créditos:
- Fondo musical de Alexis Ortega, Dios ha sido bueno, de la producción “Un Destello de tu Gloria”
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