Mala Hierba

 

Este invierno fue ¡feroz! Tuvimos días consecutivos en los cuales la temperatura se mantuvo bajo cero. Como amante de la jardinería, al llegar la primavera, diariamente voy a mi jardín para ver el progreso de mis plantas. Esta vez me percaté que unas cuantas jamás regresarán; muchas sobrevivieron a las terribles temperaturas. Muy ¡bravo por ellas!

Ya establecida la primavera, vemos como la grama/césped regresa con su bello esplendor. Sin embargo, hay campos que están llenos de unas florecitas de distintos colores. Este año el amarillo es el color prominente. De lejos se ven preciosas. Están distribuidas por doquier. Son muy saludables, con color brillante. Ese campo se ve como una sabana verde lleno de circulitos amarillos. Ciertamente una vista espectacular.

¿Qué pasa si vemos las florecitas de cerca? Descubrimos que es ¡mala hierba! La mala hierba es de rápido crecimiento. Crece tan ferozmente que se apodera de todo estrangulando las buenas plantas. La mala hierba es muy difícil de eliminar y hay que arrancarla de raíz para deshacerse de ella. Sin embargo, hay que hacerlo oportunamente. No podemos esperar que su flor salga y se despliegue en todo su esplendor pues está cargada de semillas. Si no es arrancada a tiempo, se multiplica de tal modo que no se puede controlar. El problema es que cuando se arranca la mala hierba, la buena planta se arranca junto con ella. Esto sucede pues las raíces de la mala hierba se extienden y arropan la buena planta aunque sobre la tierra usted no lo se note. Sólo unos químicos especializados matan no solo la hierba pero las buenas plantas también.

La Biblia nos presenta la siguiente parábola del trigo y la cizaña en Mateo 13: 24-30. En esta parábola la mala hierba es llamada cizaña. Compara además el reino de los cielos al hombre que siembra la buena semilla en su campo. Relata la parábola que el enemigo sembró la cizaña junto con el trigo y luego se fue. La cizaña se sembró mientras los hombres dormían. No estaban velando, no vieron, y no oyeron pues no tenían sus sentidos en la obra donde trabajaban. Luego de que ambas, trigo y cizaña, crecieron, fue que los hombres se dieron cuenta de que había mala yerba junto con el trigo. Y se preguntaron ¿y aquí que pasó? ¡Si sólo se sembró buena semilla! Y esto, ¿de dónde salió? Cuando los hombres preguntaron al dueño si arrancaban la cizaña, el dueño dijo NO. Cuando se arranca la cizaña, se arranca el trigo también.

Durante la primavera pasada trabajaba en el jardín con un ayudante y vi muchas florecillas de muchos colores. Y dije para mis adentros, Señor, que lindas esas florecillas. El Señor me respondió inmediatamente y me dijo: “son mala hierba”. Añadió, el mundo te ofrece muchas cosas que parecen lindas a la vista humana, son mala hierba. En las iglesias vemos muchas personas con apariencia de cristiandad, son mala hierba. Son ¡cizaña! Usualmente, la cizaña viene acompañada de murmuración, bochinche, contienda, y pleitos. Gálatas 5:20 las cataloga como obras de la carne. 1 Timoteo ilustra lo siguiente:

  1. Cuando no aprendemos todo lo que es de sana doctrina (entiéndase la Palabra de Dios), nos envanecemos.
  2. Como consecuencia, nos engendramos de orgullo pues no sabemos, no tenemos conocimiento.
  3. Por lo tanto damos a luz envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad.
  4. Estos hombres corruptos y privados de la verdad utilizan la verdad del evangelio como fuente de su propia ganancia.

Te lo voy hacer más sencillo. Este es el tipo de persona que le encanta echar versos bíblicos en defensa propia. Son personas que no asumen responsabilidades de lo que hacen y todo lo justifican, de algún modo, con la Biblia. Timoteo nos dice, ¡apártate de los tales! Santiago 4:1-3 nos dice que los pleitos provienen de nuestras propias pasiones. Fíjate que en 1 Timoteo, inicialmente nos dice, que cuando no aprendemos todo lo que es de sana doctrina, la Palabra de Dios, nos envanecemos porque nos estamos cargando. Nuestra memoria, nuestro entendimiento, y nuestro corazón se están cargando de nuestra propia prudencia. Por eso es que la Biblia en Proverbios 3:5 nos dice fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. No nos podemos apoyar en nuestra propia prudencia porque nos vamos a envanecer. La biblia nos dice que antes de la caída viene la altivez de espíritu. La Biblia nos exhorta que nos apartemos de tales personas.

Finalmente, Santiago 4:1-3 nos dice que los pleitos provienen de nuestras propias pasiones. Santiago nos ofrece unos ejemplos: “Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís porque pedís mal para gastar en vuestros deleites.” Fíjate que nos dice codiciáis, no dice lo que necesitamos, no dice que es a base de nuestras necesidades. Está hablando de las codicias que son cosas: que no necesitamos, son cosas producto de la carne, son cosas que son producto de la envidia. Por lo tanto no lo obtenemos. Y nos mata dentro de nosotros porque estamos ardiendo de envidia. Y no podemos alcanzar, y estamos combatiendo, y estamos luchando, y estamos peleando. Pero al final no tenemos lo que deseamos. Pero realmente no tenemos lo que deseamos porque no pedimos a Dios. Porque lo que estamos codiciando es para nuestros deleites. Cuando tenemos necesidades, Dios el Padre nos provee. Pero cuando tenemos codicia no lo vamos a obtener, porque eso no proviene de Dios, eso proviene de nuestro enemigo el diablo.

Nosotros como creyentes, somos hermosas plantas plantados en la casa de Jehová. Nuestro enemigo el diablo viene a sembrar la cizaña entre los miembros del redil. Nos pone a combatir el uno contra el otro. Se levantan las envidias ministeriales. Las peleas por liderazgos. La falta de sujeción a los pastores. Abramos nuestros ojos. Cuando nos encontremos que tenemos una cintila de envidia, repréndela en el nombre de Jesús. Cuando te de coraje con tu hermano, dice la Biblia “busca la paz y ¡síguela!”. No le des lugar a diablo quien vino a hurtar, matar y destruir. Cristo, sin embargo, vino a darte vida en abundancia. No le des lugar a diablo. No le des oído al bochinche. No le des oído a la contienda. No le des tu corazón al enojo ni a la envidia. Pon tu mirada en Cristo, nuestro autor y consumador de nuestra fe. Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y el enderezara tus veredas.

Que Dios te bendiga ricamente.