Foto tomada por Kerry Knupp y autorizada para su uso.
Tengo hermanos en Cristo que amo y que nacieron en diferentes partes del mundo. Unos son de la República Dominicana, otros son de Colombia, otros de Costa Rica, Honduras, El Salvador, Méjico. Yo, particularmente nací en Puerto Rico. Hay cristianos en todas partes del mundo. Gloria a Dios por eso! Jesús, orando al Padre, dijo que aunque estamos en el mundo, no somos del mundo de la misma manera que El no es de este mundo. La Biblia además nos enseña que nuestra ciudadanía está en los cielos. Sin embargo, en muchas ocasiones nos encontramos luchando con discrimen, rechazo, aborrecimiento, y el desdén de parte de las personas que nos rodean. Podemos ser objeto de conversaciones o críticas por el color de nuestra piel, modo de hablar, cultura, raza, y otras razones. Nos sentimos mal por no ser aceptados por los demás. Quisiéramos que todo vestigio de discrimen desapareciera de nuestro derredor. Mira! Cuando te traten mal, recuerda que a Cristo también le trataron mal.
¿Te rechazaron? A Cristo también.
¿Te humillaron? Cristo pasó por lo mismo.
¿Te insultaron? A Cristo también.
Mantén en mente que por un Espíritu somos todos bautizados en un cuerpo, seamos puertorriqueños u hondureños, todos formamos el cuerpo de Cristo. ¡Somos uno! ¿qué nos separa? ¿una frontera? ¿un cuerpo de agua? ¡Nada! Nada nos separa. Somos uno en Cristo.
Mantén tus ojos en el blanco de la soberana vocación que es en Cristo Jesús. Cuando te miren mal, mira con amor. Cuando te insulten, regala una sonrisa genuina pensando que a Cristo le hicieron peor que a tí. Tú eres luz en el mundo. No se enciende una vela y se pone debajo de la mesa, sino sobre el candelero en una posición alta para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre tu luz delante de los hombres, para que puedan ver tus buenas obras, y glorifiquen a tu Padre que está en el cielo. Has tuya la siguiente promesa bíblica:
Mateo 5
- Bienaventurados los que lloran; porque ellos serán consolados.
- Bienaventurados los mansos; porque ellos heredarán la tierra.
- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia; porque ellos serán saciados.
- Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzarán misericordia.
- Bienaventurados los de limpio corazón; porque ellos verán a Dios.
- Bienaventurados los pacificadores; porque ellos serán llamados hijos de Dios.
- Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia; porque de ellos es el reino de los cielos.
- Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
- Regocijaos y alegraos; porque vuestro galardón es grande en el cielo.