¿Qué nos separará?

 

El apóstol Pablo pregunta ¿Qué nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?

  • Tribulación es la congoja, la pena, la adversidad que padece el hombre, el tormento o aflicción moral.
  • Angustia es la aflicción, la ansiedad, el temor, la situación apurada, la sensación de opresión, el dolor o sufrimiento, la estrechez.
  • Persecución: eso que te acosa.
  • Hambre: las ganas, la necesidad, la escasez, la miseria, el apetito.
  • Desnudez: la falta o carencia de los recursos o bienes.
  • Peligro: el riesgo inminente de que suceda algún mal, obstáculo o situación en que aumenta la inminencia del daño.
  • Espada: arma.

Mira lo que te dice el Señor:

2 Corintios 4: 7-10, Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.

Salmo 146:5-8, Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, Cuya esperanza está en Jehová su Dios, El cual hizo los cielos y la tierra, El mar, y todo lo que en ellos hay; Que guarda verdad para siempre, Que hace justicia a los agraviados, Que da pan a los hambrientos. Jehová liberta a los cautivos; Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a los justos.

Salmos 37:25, Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan.

2 Corintios 4:13-18, Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios. Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

¡Créele a Dios!

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