¡Detente!
En 1 Samuel había una mujer llamada Anna. Por situaciones que en realidad estaban fuera de su control, Anna estaba angustiada, lloraba y hasta había dejado de comer. Su esposo estaba muy preocupado pues él la amaba. Yo sé que muchas de nosotras nos podemos identificar con Anna. Los problemas no acaban; son como gotera constante sobre nuestras cabezas. Sin embargo, llegó el día en que Anna dijo: “se acabó”. Tengo que ir al que realmente tiene el poder para hacer algo. Tengo que ir al qué puede cambiar mi lamento en baile. Tengo que ir a aquel que todo lo puede. Anna fue y apeló su caso ante Dios.
Yo te invito a que hagas como Anna. Ven al Yo Soy, al que abre y nadie cierra, y al que cierra y nadie abre, proveedor, restaurador, creador, sustentador, camino,verdad, vida, mediador, abogado, juez justo, médico por excelencia, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Toma la decisión de dejar de llorar, detenerte en el camino, y pensar. ¿Qué estoy haciendo? ¿Luchando con mis propias fuerzas? ¿Tratando de empujar un muro? ¡Nooo Hermana! Vuelve a Jehová. Dice el Salmo 121 “alzaré mis ojos a los montes. ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra.” Yo te invito a que escudriñemos nuestros caminos y volvamos a Jehová (Lamentaciones 3:40).
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